Reflexionando a propósito de la entrada anterior diría que con el uso de otros argumentos distintos por parte de los capitalistas neoliberales, están repitiendo la misma conducta, la misma historia de engaños, expolios y violencia que se perpetúa contra los pueblos indígenas desde los tiempos de la conquista. En la memoria colectiva de todos está la imagen de los conquistadores españoles ofreciendo espejitos a cambio del oro. Engañaron a los indígenas, jugaron con su inocencia y su ignorancia. Se llevaron el oro que era tan valioso para ellos, tan necesario para mantener los gastos de la corona española, a cambio de algo con un valor insignificante. Ahora el espejito que nos quieren vender se llama «desarrollo». Dicen que la mina trae desarrollo, argumento que Cementos Progreso ha usado en San Juan Sacatepéquez y que otras empresas nacionales y transnacionales están utilizando en otros lugares del país. ¿Dónde está el desarrollo? ¿qué tiene de bueno este nuevo espejito?. Lo que ha traído a San Juan Sacatepéquez y al país entero es destrucción de la madre naturaleza, contaminación de las aguas, envenenamientos, problemas de salud, desnutrición, destrucción del tejido social, división entre hermanos, tensiones, violencia…
Deberíamos preguntarnos todos qué vida teníamos antes de la aparición de la mina y qué vida tenemos ahora que está instalada ilegalmente en nuestros territorios. Una pregunta que debemos plantearnos todas las comunidades del país que están afectadas por las actividades mineras y también por el resto de megaproyectos petroleros, hidroeléctricos y demás que asolan Guatemala. Y debemos preguntarnos también porqué el gobierno lo permite. ¿Queremos un gobierno que impulse, alimente y promueva estas desgracias?. Sólo el pueblo puede cambiar esta situación. Y para ello está el sistema democrático. En las elecciones el pueblo decide con su voto quien quiere que le gobierne. Es muy fácil. Votar. Depositar la confianza en políticos que realmente se preocupen de las necesidades básicas del pueblo, no votar a políticos que sólo se preocupan de llenar sus bolsillos y que sólo atienden a los deseos de codicia de la oligarquía nacional y de las empresas transnacionales. No dejarse engañar por políticos que te venden espejitos y que compran tu voto por una playera y un almuerzo. Es muy fácil votar pero es muy difícil encontrar en Guatemala a políticos honestos, honrados y humildes. Hasta que en Guatemala los políticos no actúen con honestidad, honradez y humildad, las cosas irán de mal en peor. Si los políticos que van a concurrir a las próximas elecciones no nos inspiran confianza porque en el fondo sabemos que nos van a engañar, porque así lo han hecho desde siempre, pues es bien fácil, no les votemos. Y no perdamos la esperanza, seguro que pronto aparecerá un político de raza que realmente trabajará por el bien común de todas y todos los guatemaltecos, es cuestión de tiempo.

¿Qué está haciendo de positivo por el pueblo de Guatemala? Empezó con buena voluntad, pero el "sistema" lo ha jalado.
IMPACTO CULTURAL DE LA MINERÍA EN LAS COMUNIDADES MAYAS KAQCHIKELES DE SAN JUAN SACATEPÉQUEZ, GUATEMALA (V)
ESTRATEGIAS POLÍTICAS DE LA MINERÍA EN LAS COMUNIDADES MAYAS KAQCHIKELES: SU IMPACTO
El análisis de las estrategias utilizadas en la instalación de la empresa minera San José MINCESA en el occidente de San Juan Sacatepéquez posibilita conocer cómo las estructuras del estado guatemalteco favorecen a los propietarios de grandes capitales y excluyen los derechos de los pueblos indígenas. Así mismo, invita a la reflexión a aquellos sectores progresistas sobre el significado y los desafíos que implica una lucha por la tierra y el territorio.
Las estrategias políticas y económicas de la empresa, de acuerdo a los resultados de este diagnóstico, han sido represivas y han hecho uso de lo legal y de las fuerzas de seguridad del Estado.
Intento de expropiación de tierras: el abuso de los técnicos de la empresa de marcar las tierras de los vecinos y hasta los terrenos de sus viviendas con estacas para la demarcación de la carretera que pretenden construir en el futuro mediato es un claro mensaje de esta expropiación.
Compra de tierras: de acuerdo a datos de entrevistas a líderes comunitarios, otra de las estrategias de la empresa ha sido la compra de tierras, a través de intermediarios, para anexarlas al área que pretende explotar, así como para la construcción de una carretera que comunicaría el camino de la finca de la empresa con la carretera interamericana. El conflicto latente radica en que los comunitarios se sienten amenazados de perder sus parcelas.
La manipulación de voluntades: la Asociación Tinamit fue una de las ONGs que promovió el convencimiento de los vecinos de las comunidades kaqchikeles sobre la contribución de la empresa minera al desarrollo de las comunidades. En busca de este objetivo comenzó a regalar cemento a familias a cambio de sus firmas y número de cédulas.
Agrobosques, entidad dedicada a la reforestación, también procedió a la donación de arbolitos y cementos a las familias de la comunidad las Trojes a cambio de su firma y número de cédulas. En la realización de esta actividad, Agrobosques no cruzó palabra con las autoridades comunitarias. Las instituciones u organizaciones que trabajan en comunidades mayas o indígenas, suelen visitar a sus autoridades para presentarse y compartir información sobre sus actividades.
La contratación de comunitarios en las operaciones de la empresa es la estrategia que más ha impactado en la desestructuración de las redes familiares y en la convivencia comunitaria. El reclutamiento de comunitarios como trabajadores de la empresa minera San José MINCESA ha generado conflictos entre hermanos, hermanas, padres e hijos. Entre los factores que han influenciado en el involucramiento de vecinos como empleados de la empresa están la necesidad de contar con un empleo más permanente y las ansias de poder y pérdida de valores culturales de solidaridad y lealtad a la comunidad.
Se detectó también la manipulación de las voluntades del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) de la Comunidad Loma Alta y también una nueva estrategia de manipulación social con la firma del Convenio de Cooperación Interinstitucional el 18 de diciembre de 2007. En este convenio se constatan los compromisos por parte de la entidad Cementos Progreso y se estipulan también los compromisos de la municipalidad, que son: otorgar licencia de construcción de la fábrica de cemento y cuantas otras autorizaciones son requeridas para la construcción y desarrollo del proyecto. En el caso de las comunidades, sus compromisos se concretan a «respetar y cumplir con este acuerdo».
Uno de los conflictos generados de esta alianza de los comunitarios que firmaron este convenio, es la usurpación de la representatividad de las comunidades afectadas por la minería. Las personas que firmaron el convenio nunca fueron nombrados por los vecinos, ellos no son líderes ni representantes de las comunidades, ellos sólo representan sus intereses de empleo y otras regalías que la empresa les ha dado. Lo que evidencia este convenio de cooperación interinstitucional es el peso político de los propietarios de la entidad Cementos Progreso en la autoridad del Gobierno central y municipal. Fue la empresa la que decidió quiénes representaban a las comunidades del occidente de San Juan Sacatepéquez para materializar sus objetivos económicos y políticos en el país.
El control social: una de las funciones de los comunitarios que son empleados de la empresa minera es controlar las reuniones que se desarrollan en las comunidades. Esta estrategia de control social fue utilizada intensamente en los años de la agudización de la guerra interna, su objetivo fue atemorizar a los vecinos de las comunidades para que no participaran en ningún movimiento social.
La persecución legal: los representantes de la empresa San José MINCESA y el Estado de Guatemala, a través del Ministerio Público, han impulsado múltiples persecuciones penales en contra de los líderes comunitarios. Estas acciones constituyen una auténtica guerra psicológica orientada a desmovilizar la lucha de las comunidades mayas kaqchikeles contra las políticas económicas de la empresa minera. Los procedimientos y trato privilegiado del sistema de justicia oficial en la atención de las denuncias de la empresa minera contra los comunitarios y sus líderes revelan que este sistema de justicia sólo favorece a los que poseen poder político y económico en el país. La justicia para los pueblos indígenas sigue siendo una agenda pendiente en el Estado guatemalteco.

Antes había árboles. Esto era propiedad legal de los mayas kaqchikeles y ahora San José MINCESA y Cementos Progreso se lo han apropiado para su beneficio. Esto, por descontado, no es desarrollo, es un robo y un crimen contra la humanidad. Y lo van a pagar, vaya si lo van a pagar!

Esta es la prueba del delito que está cometiendo Cementos Progreso. Estamos hartos de tanto abuso y de que nos criminalicen injustamente. No es sólo el clamor de las comunidades de San Juan Sacatepéquez en resistencia, es el clamor de toda Guatemala. Y nos preguntamos...¿Hasta cuando seguiremos oprimidos, hasta cuando?